La Valeriana es una planta reconocida por sus propiedades sedantes, ansiolíticas e inductoras del sueño. La raíz de la valeriana demostró que actúa sobre un receptor específico en el sistema nervioso, que es el mismo sitio en el cual actúan las drogas químicas sedantes.
Sin embargo, esta planta posee una diferencia con las drogas para dormir que receta el médico. La cualidad que la distingue es que no genera adicción ni dependencia. Actúa en pequeñas dosis y se puede suspender en cualquier momento.
Su potencia ansiolítica es menor a la de los ansiolíticos químicos, por eso suele asociarse a otras plantas con propiedades similares como la melisa, la pasionaria, el tilo, el lúpulo o el naranjo amargo.
El insomnio es un problema que aqueja a muchas personas y que causa problemas más graves a medida que pasa el tiempo y no se logra conciliar el sueño. El descanso adecuado permite reponernos de las actividades diarias como el trabajo, ya sea intelectual o físico.
También tiene propiedades antiinflamatorias, sirve tanto para uso externo e interno, como es el caso de divertículis o la intolerancia al gluten. Relaja los músculos, disminuyendo los espasmos.
En cuanto a las afecciones cardíacas, tiene efectos tranquilizantes y normaliza el ritmo cardíaco, es indicado para tratar arritmias cardíacas.
En el caso del alcoholismo, sirve para calmar la ansiedad y, por lo tanto, ayuda a dormir mejor. Se utiliza cuando se intenta dejar de tomar.
También se utiliza esta hierba para las afecciones q se relacionan con la ansiedad y el estrés psicológico: incluyen el asma nerviosa, las reacciones histéricas, la excitabilidad, el miedo a las enfermedades (hipocondría), el dolor de cabeza, las migrañas, y el malestar estomacal. Otros usos de la valeriana son para la depresión, los temblores leves, la epilepsia, el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), y para el síndrome de fatiga crónica (SFC).
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