Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
Ahora que comienza a ser más calor es natural que también empecemos a usar menos ropa, más liviana y de colores más claros, y que también cambiemos nuestro calzado: seguramente reemplazaremos las zapatillas o zapatos cerrados por sandalias o chanclas, o por otros elaborados con materiales más frescos. Si el verano es la época del calzado abierto, también puede ser el momento de pies más resecos y hasta más estropeados.
Por tal motivo, es necesario tomar recaudos y preparar los pies también para esta época del año, con una correcta higiene e hidratación. Lo cierto es que los pies quedan más expuestos durante la época estival, por lo que aumenta el riesgo de sufrir daños, como grietas o zonas con una piel más dura.
Nunca deberíamos olvidar que los pies son nuestra base y que tienen un gran trabajo, soportan nuestro peso y nos transportan de aquí para allá. Por ello, es común tener ciertos problemas relacionados.
En una encuesta elaborada por un conocido laboratorio especializado en productos dermatológicos, se concluyó que los problemas más frecuentes de los pies son: en un 26 por ciento de los casos, el sufrir de pies cansados, las callosidades, en un 21 por ciento, sudoración excesiva (10 por ciento) y, por el contrario, problemas de sequedad (en un 7 por ciento). Además, un 90 por ciento de los consultados reconocieron sufrir algún tipo de dolor o trastorno en los pies en algún momento de sus vidas.
A todo ello hay que sumarle el hecho de que algunos otros problemas de salud como sufrir de hipertensión o sobrepeso, también pueden repercutir en nuestros pies. Y, de modo más general, el calzado también: si uno no utiliza calzado adecuado, se pueden provocar fricciones o molestias que lleven a sufrir desde engrosamientos epidérmicos, callos y durezas, hasta descamación o grietas.
Por todos estos trastornos esencial es prestar atención a una correcta hidratación, y durante todo el año. Lo primero y básico es lavarlos a diario con agua templada o fría, así como secarlos bien, y cortarse las uñas preferentemente en forma recta (para evitar que se encarnen).
Pero además, se pueden utilizar productos específicos para hidratarlos, para evitar grietas o descamaciones, que pueden a su vez transformarse en callosidades y durezas, mucho menos estéticas y más complejas de tratar.
Via Quées
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