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martes, 16 de febrero de 2010

La anestesia epidural

 
 

Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:

 
 

vía Papá en apuros de PapaEnApuros.com el 16/02/10

La anestesia epidural es una punción realizada con aguja hueca en el denominado espacio epidural con el objetivo de introducir anestésicos y analgésicos. En definitiva, se trata de adormecer las raíces nerviosas que proceden de la médula espinal y eliminar el dolor.

El uso de anestesia epidural se ha popularizado en los últimos años. No solamente se utiliza en los partos, sino que también se ha introducido de manera ordinaria en otro tipo de operaciones.

La cantidad de anestesia administrada depende del tipo de parto: vaginal o cesárea. En el caso de las cesáreas la cantidad de anestésico administrado es mayor, puesto que se trata de eliminar completamente el dolor producido por la intervención. Sin embargo, en un parto vaginal, la cantidad administrada debe ser suficiente para paliar (al menos parcialmente) el dolor pero también debe permitir contar con la sensibilidad necesaria para poder empujar correctamente en la fase final del pacto. Por tanto la cantidad de anestesia será menor.

¿Cómo y cuándo se pone la anestesia epidural?

La epidural siempre debe ser administrada por un profesional, el anestesista, y puedo hacerlo en dos posiciones distintas: sentado o tumbado.

Tras la aplicación de un anestésico local en la zona (parte baja de la columna vertebral, como puede observarse en la figura), se realiza una punción con una aguja hueca en el denominado espacio epidural. La aguja debe ser hueca porque, una vez realizada la punción, por ella se introducirá un tubo de plástico o catéter. Una vez introducido, la aguja es retirada y el catéter se fija la espalda mediante un simple esparadrapo. Dicho catéter está conectado a una bomba automática ajustada por el profesional para suministrar de manera automática los anestésicos y analgésicos necesarios durante el parto.

La anestesia epidural se administra, habitualmente, cuando la embarazada ya se encuentra en la sala de dilatación, las contracciones son regulares y dolorosas, y el cuello del útero ha empezado a dilatarse (aproximadamente 3-4 cm y hasta un máximo de 8 cm, puesto que la técnica requiere ciertos preparativos previos y la anestesia tardará hasta 20 minutos en hacer efecto). Esta situación complica en cierta manera el trabajo del anestesista, puesto que idealmente necesitará que la paciente esté relajada y quieta para realizar la punción. Sin embargo, el intenso dolor de las contracciones y el cansancio acumulado durante las horas de ingreso, no facilitan la relajación.

Ésta es una técnica muy extendida, aunque en algunos casos se desaconseja su uso (o directamente no se considera como una opción). Problemas de espalda (por ejemplo, escoliosis), infecciones, enfermedades del sistema nervioso, utilización del medicación anticoagulante, insuficiencia cardiaca, placenta previa, obesidad extrema, hernias lumbares, tatuajes, etc. La decisión dependerá de la valoración del anestesista y, en última instancia, de la embarazada.

Ventajas e inconvenientes de la anestesia epidural

Antes de proceder a su aplicación, las embarazadas son informadas por el anestesista de las ventajas e inconvenientes de la anestesia epidural. De hecho, tendrán que firmar el llamado Documento de consentimiento informado para asistencia al parto, mediante el cual reconocen haber sido informadas y las posibles complicaciones derivadas de su aplicación. Los riesgos más graves, aunque con un riesgo muy bajo de aparición, incluyen meningitis, parálisis, etc.

Entre las ventajas de la epidural se encuentran las siguientes:

  • No produce adormecimiento, como ocurre con otro tipo de fármacos, por lo que la madre es perfectamente consciente y permanece totalmente despierta.
  • Ausencia de dolor, o disminución considerable del mismo, durante el parto.
  • Las contracciones se sienten como una presión o tensión muscular.
  • Psicológicas: el intenso dolor sufrido un parto puede llegar a generar una gran ansiedad, e incluso miedo, en muchas embarazadas. La ausencia de dolor proporciona un cierto grado de relajación en este sentido.

Como inconvenientes se pueden citar:

  • El periodo de dilatación del cuello del útero puede alargarse, aunque con la disminución o ausencia de dolor la espera es más soportable.
  • Los pujos (más aún si no se practicaron correctamente en las clases de preparación al parto), pueden llegar a ser muy poco efectivos puesto que, ante la ausencia de dolor, la embarazada no siente una gran necesidad de empujar, las contracciones se notan mucho menos.
  • Por la razón anterior, aumenta la posibilidad de necesitar instrumental (tipo fórceps, ventosas, etc.) o incluso de ser necesario practicar una cesárea. Deben seguirse, por tanto, las indicaciones del médico o matrona que asista el parto para que éste se desarrolle sin problema alguno.
  • Puede tener efectos secundarios, entre los que se encuentran bajada de tensión, dolor de cabeza (si la aguja atraviesa accidentalmente el espacio intradural), dolor en la zona del pinchazo, dolor de espalda, dolor en las piernas, etc.

Con todo lo que se ha comentado, ¿qué es mejor, utilizar o no la anestesia epidural? La otra opción existente es el parto natural, una opción muy dolorosa. Algunas mujeres son más fuertes que otras, y el umbral del dolor es muy diferente para cada persona. Por ello, el autoconocimiento es fundamental a la hora de decidir si utilizarla o no.

¿Y tú, piensas utilizarla o la has utilizado en tus partos? Deja tu comentario.

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