Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
Estos tres términos (estrés, ansiedad y depresión) nos suenan a todos. Actualmente, están a la orden del día y todos conocemos alguien cercano que los padece o ha padecido y seguramente nosotros mismos a lo largo de nuestras vidas sufriremos alguno de ellos.
Puede resultar paradójico, que en la actualidad en los países más avanzados contamos con más y mejores medios que nunca, una asistencia sanitaria muy completa, un buen nivel de vida y, sin embargo, cada vez sufrimos más de estas patologías y trastornos. Por el contrario, su incidencia en los países menos desarrollados es mucho menor. Todo esto se podría explicar, porque nuestro estilo de vida actual en ciudades y países más avanzados no es la más idónea por la existencia de una serie de causas que afectan a nuestra salud: el ritmo acelerado que se lleva en las ciudades, la contaminación, los malos hábitos alimenticios, la vida sedentaria, las aglomeraciones de personas y vehículos,…son factores que inciden bastante en la presencia de estos trastornos. De hecho, en países como Estados Unidos la prevalencia supera el 25% ya, lo que nos puede ayudar a hacernos una idea de su importancia.
De hecho, según la Organización Mundial de la salud, estas enfermedades y patologías suponen ya el 12 % del total de enfermedades, por lo que se las conoce ya como las enfermedades y trastornos del siglo XXI, y que pueden llegar a ser muy limitantes para quién las sufre.
A pesar de todos estos datos, todavía solemos confundirlas entre ellas y muchas veces ni siquiera quién las padece está tratado, lo cual supone un problema muy grave para el individuo, ya que van desde trastornos leves hasta altos grados de severidad que pueden reducir la calidad de vida de quién las sufre de manera drástica. De hecho, según la OMS entre un 35 y un 50% de las personas que padecen alguno de estos trastornos no han sido diagnosticados ni tratados.
Hay que entender que gracias a los avances de la medicina, y concretamente en el campo de la psiquiatría y la psicología, estas patologías pueden ser tratadas de manera eficaz permitiendo una mejoría completa o muy grande en el paciente. Por lo que el principal consejo que hay que dar, es que si uno se siente mal o cree que puede estar afectado por alguno de estos trastornos, hay que acudir sin ningún miedo al medico especialista que sabrá diagnosticar su problema y le ayudará a encontrarse mucho mejor.
Es fundamental saber distinguir un poco entre el estrés, la ansiedad y la depresión, ya que muchas veces no se tiene bien definida las diferencias y también presentan síntomas muchas veces parecidos.
El estrés está presente siempre en nuestras vidas. De hecho, en pequeña medida es hasta bueno ya que no deja de ser un mecanismo de defensa del organismo ante amenazas externas. El problema viene cuando esta sensación se hace general, estando continuamente en alerta es cuando hay que empezar a tener cuidado ya que ahí ya puede empezar a derivar en problemas de salud: dolores de cabeza, estomacales, musculares, nerviosismo, falta de memoria y concentración…
La persona que detecta que sufre un estrés continuo en su vida diaria tiene que aprender a hacer ejercicios de respiración y relajación que le ayuden a superar esos momentos que le crean tanta tensión, también se ha demostrado que masticar chicle favorece mucho a rebajar ese estrés y, sobretodo, acudir al especialista que nos puede ayudar y dar unas pautas para controlarlo.
Es muy importante tenerlo controlado ya que se suele decir que el estrés es el primer paso hacia la ansiedad.
La ansiedad la sentimos todo el mundo en algún momento de nuestra vida, pero suelen ser episodios temporales, y está relacionada con la alegría, la tristeza, los miedos…Cuando la persona observa que la misma ya no se va sino que se convierte general es cuando hay que empezar a suponer que se puede sufrir algún trastorno de ansiedad. La persona que la sufre tiene un miedo continuo, a sufrir algo, a que le pasa algo, de que no controla su vida…que le lleva a tener un grado de desesperación importante. Además, según se va apoderando de la persona empieza a registrar una lista de síntomas casi interminables: taquicardias, sensación de ahogo, temblores en las extremidades, sensación de pérdida de control o del conocimiento, transpiración, rigidez muscular, debilidad muscular, insomnio, trastornos digestivos…que pueden empeorar aún más el estado de salud de la persona.
No solo hay un trastorno de ansiedad, sino que hay bastantes: el trastorno de ansiedad generalizada, fobias, el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno de pánico, la agorafobia…Es necesario quitarnos el miedo y acudir al especialista, que determinara nuestro tipo y grado de ansiedad y conseguirá que mejoremos gracias a tratamientos personalizados.
La depresión es una enfermedad, como puede ser cualquier otra, y que como la psiquiatría define es un trastorno del estado de ánimo y su síntoma habitual es un estado de abatimiento e infelicidad que puede ser transitorio o permanente. Hay distintos grados en la clasificación de los distintos estados de depresión que varían en su incidencia en el paciente, desde los más leves a otros que pueden a llegar a afectar mucho la salud y vida del quien los sufre.
Por tanto, y como conclusión, podemos señalar que los tres trastornos tienen una incidencia cada vez mayor, y que es fundamental siempre acudir al médico especialista ya que son patologías y trastornos que se pueden tratar y conseguir que los superemos. Es importante conocerlos, aceptarlos si se sufren y saber que esa situación va a mejorar con la ayuda del médico.
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