Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
Aunque aún no se conozcan las verdaderas causas de la acidez y de este tipo de trastornos gástricos, sí se sabe que los factores emocionales nocivos aumentan la percepción y los síntomas.
Así, en todos los países, sobre todo en los occidentales, la incidencia de estos problemas se ven agudizados por factores propios de los estilos de vida: el exceso de estrés, la ansiedad relacionada con temas laborales, o familiares, la famosa crisis, entre otros factores potencian estos problemas.
Lo cierto es que los especialistas alertan sobre las consecuencias, en ocasiones graves, que pueden causar: esta sensación de ardor que se siente a lo largo del pecho hasta la garganta derivada de la acidez y el reflujo del contenido gástrico hacia el esófago, pueden generar lesiones graves.
Es importante, sin embargo, señalar que en la mayoría de los casos sólo se trata de cuadros sencillos para los que existe medicación y recomendaciones simples que pueden eliminar este malestar por completo.
"Lo que vemos en forma frecuente es que cuando una persona está afectada emocionalmente por un cuadro de estrés, ansiedad o depresión bajan los umbrales sensitivos y percibe más claramente los síntomas", explicó un gastroenterólogo argentino, Roberto Retta, responsable máximo de la Unidad de Motilidad del hospital San Martín de La Plata, de Argentina.
Además, agregó que los factores emocionales nocivos generan un círculo vicioso: "a más angustia más síntomas y, a su vez, más preocupación y mayor malestar porque la persona está más pendiente de todo lo que siente".
Retta explicó que la enfermedad acido-péptica genera lesión por la acción de dos sustancias que se secretan normalmente en el estómago: el ácido clorhídrico y la pepsina, una enzima que inicia la digestión de las proteínas. Si bien el ácido clorhídrico es tan fuerte como el muriático, "el recubrimiento del estómago está preparado para tolerarlo, el problema se genera cuando hay un desbalance entre estas sustancias", explicó el especialista.
Es frecuente que ese ácido presente en el estómago ascienda hasta el esófago que, si bien está preparado para tolerarlo, lo hace hasta cierta medida. Cuando hay más de lo tolerable las personas suelen sufrir de esofagitis, que es una inflamación que se manifiesta con una sensación de ardor y calor que asciende desde el estómago a la garganta.
Sin embargo, se sabe que buena parte de los afectados por reflujo gástrico no tienen un exceso de ácido sino de otras sustancias como líquido biliar o pancreático, que también pueden lesionar el esófago hasta provocarle heridas.
En todos estos caso, lo esencial es efectuar un diagnóstico a la brevedad, así, una vez se cuenta con uno es posible apelar a tratamientos farmacológicos o, en los casos más graves, a una cirugía que cierre la válvula encargada de separar al estómago del esófago.
Vía Yahoo
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