Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
Al parecer, y como era de suponer, las medicaciones más rechazadas por los más pequeños son las de sabor amargo, así lo comprobó un reciente estudio realizado en los Estados Unidos. Por este motivo, una posible solución al problema sería agregarle un poco de azúcar con agua para disimular su gusto amargo.
Sino se recomienda optar por otras variantes de medicamentos que vienen especialmente para niños, que se presentan en forma de jarabes y suelen tener sabores frutales mucho más agradables. Por esto, lo primero que hay que hacer es pedirle al pediatra si no puede recetar una de esas opciones.
"Los niños tienden a rechazar o negarse a ingerir remedios que tienen feo gusto por una cuestión que tiene que ver con la biología básica del ser humano, dado que muchas sustancias que todos sabemos que son tóxicas, tienen mal sabor y son amargas", señaló al respecto la doctora Julie Mennella, del Centro Monell de Sentidos Químicos de Filadelfia, de los Estados Unidos.
Menella fue la autora principal de esta investigación en la que participó un total de 900 personas de entre cinco y 50 años, y desde donde se concluyó que la mayoría de los pequeños presentan una sensibilidad mayor hacia los sabores amargos, situación que condiciona su buena predisposición a aceptar determinadas medicinas.
Por este motivo, entre las mejores alternativas para lograr la aceptación y "disfrazar" así el fármaco en cuestión, se encuentra la de preparar un combinación del medicamento con agua y azúcar, esto, además de suavizar un poco el gusto amargo, será de utilidad para evitar molestias gástricas, sobre todo, cuando el remedio debe ser tomado por las mañanas.
Sino también se puede elegir por mezclar la medicación con pequeñas porciones de helado, flan, gelatina o postrecitos de chocolate, dulce de leche o gustos frutales, o cualquier otro que guste al nió. Finalmente, se puede mitigar el mal trago con alguna galletita o chocolate que actué a modo de "premio".
Con respecto a la cantidad de medicamentos que hoy en día se pueden adquirir con sabores frutales o más agradables, es necesario aclararles a los pequeños "que por más ricos que sean, se trata de remedios y no de caramelos o golosinas".
"Otro punto importante a tener en cuenta es permanecer -con un vaso de agua o de jugo de frutas preparado- al lado de los niños mientras toman el medicamento no tanto para evitar que lo escondan o lo tiren sino también y fundamentalmente para controlar que no se atraganten.
Esto tiene que ver con una conducta que estuvo muy presente en los participantes de la investigación: los pequeños que sentían más rechazo por los sabores amargos, tendían a tragar los medicamentos rápidamente como para evitar el malestar. De ahí el peligro de sufrir un atragantamiento", concluyó la doctora Mennella.
Otra posibilidad y que también puede ser de gran ayuda, en especial en los más chicos, consiste en distraerlos con algo: utilizar una cuchara con forma de animal o de avioncito, entre otros, puede ser una buena opción.
Vía Yahoo
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