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ESCUELA PARA PADRES
El síndrome del nido vacío y la responsabilidad de los padres.
- 11 Características que producen el síndrome del nido vacío
- 18 Motivos frecuentes por los que se produce el nido vacío
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Hay padres que se sienten ofendidos cuando leen algunos artículos de este Blog. Creen que los he escrito especialmente para ellos, y no se dan cuenta que no les conozco. Me escriben enfadados por mi osadía, pero no quieren reconocer que ese enfado es debido a que se sienten heridos por un desconocido que les pone el dedo en su llaga, y que ellos no se la han querido ver, aunque sepan que la llevan encima y sin cicatrizar. Otros me dicen que los artículos están llenos de ira contenida, hacia la sociedad y especialmente contra los padres que no educan bien a sus hijos. Nada más lejos de mi intención, ser iracundo. Gracias a Dios hay muchos más lectores, que le sacan buen provecho a lo que leen y se toman el tiempo de decírmelo. Al escribir, Intento meterme en la piel de los padres, aunque sean virtuales, sentándolos enfrente para dialogar con ellos, descubriendo nuestros sentimientos con preguntas y respuestas.
Para los padres debería ser un motivo de orgullo y alegría y no de síndrome, el poder decir "misión cumplida" cuando los hijos abandonan el hogar, si es que están bien educados y formados para seguir el ciclo normal de la vida, siempre que no sea por causa de malas decisiones, manipuleos, violencia, orgullos paternos, mala educación recibida, etc. Que los hijos abandonen el hogar paterno, no tiene que producir los síntomas característicos de una enfermedad, puesto que no se ha producido la suspensión brusca de la presencia de los hijos, pues ha tenido que haber muchos años, para preparar ordenadamente su salida del nido, animándoles y enseñándoles a que sean autónomos, en su estilo de vida y decisiones. Es muy distinto el comportamiento de los padres, cuando en circunstancias normales, los hijos salen de la casa para formar su propia familia, se ponen a trabajar o a vivir por su cuenta.
Es una falta de madurez y una gran contradicción por parte de algunos padres, quererse olvidar que su misión obligatoria en esta vida, es educar bien a los hijos, con el ejemplo y con la práctica en las virtudes y valores humanos, para que cuando tengan que hacer su vida propia, estén perfectamente preparados y puedan abandonar el hogar familiar.
Los padres no deben tener el egoísmo, si han preparado bien a los hijos, de querer que se queden en el hogar, cuando por ley de vida, tienen que abandonarlo. Si además se les ha estado insistiendo en su preparación, para cuando les llegue la hora. Es un contrasentido dejarse llevar por el egocentrismo que supone, el perder su control.
Los padres no deben dejarse manipular por los hijos, que han dejado el hogar voluntaria o involuntariamente. Deben tener mucho cuidado, en no hipotecar su futuro, subvencionando las peticiones infundadas de dinero y atenciones de los hijos. No se olviden que, a los cónyuges les queda muchos años de vida y el ritmo de vida de los que han abandonado el nido, es muy difícil conocer o controlar.
Es muy normal que empiece la lloradera, para conseguir mas dinero que el acordado, con inventos justificados o no, incluso ascendiendo a límites que los padres no pueden soportar. Si la petición va acompañada de lágrimas y manipulaciones, estas suelen trascender del cónyuge más débil, la madre, al cónyuge que se creía el más fuerte. Mientras los hijos se dan la gran vida, en su escogida nueva libertad, los cónyuges pueden ser victimas de un gran chantaje emocional, ante el que deben tomar muchas precauciones.
11 Características que producen el síndrome del nido vacío.
La mayoría de las veces, los motivos que se pregonan para justificar este síndrome, no resisten el análisis profundo de una tercera persona, pues enseguida salen a relucir los motivos verdaderos, cuyos principales son:
- El aburrimiento al perder el motivo de ocupación diaria, que suponía la permanencia de los hijos en la casa, y ahora no saber a que dedicarse, al carecer de aficiones, entusiasmo y costumbre, para hacer otras cosas.
- El aburrimiento con el cónyuge, que suele coincidir con la mal llamada crisis matrimonial de los 40 años.
- El egoísmo personal que no permiten ver, que los hijos tienen que salir del nido para aprender a volar y que es ley de vida.
- El enfrentarse a tener que compartir con su cónyuge, todos los momentos libres del día, como cuando iniciaron su matrimonio, pero sin aquella pasión y sin las interrupciones o exigencia de atenciones, que producen los hijos.
- El miedo a lo que harán los hijos, si utilizan mal su total libertad, si de antemano no han sido bien preparados para ello.
- El no poder disponer del manejo de los hijos, por haber perdido parte del control, fuerza, autoridad e importancia que se tenía sobre ellos.
- El querer dar la imagen de víctima, sufrimiento y preocupación ante su cónyuge, familiares o amigos por la separación de los hijos y que vean, todo lo que se preocupan de sus hijos y que no pueden vivir sin ellos.
- El querer demostrar ante terceros, su capacidad económica y de sacrificio, ostentando que pueden pagar los estudios externos de los hijos, aunque por ello vayan a tener que hacer enormes sacrificios.
- La mala convivencia con o entre los padres, hermanos y familiares que ahoga tanto a los hijos en el hogar familiar, que les obliga a intentar salir de la casa, pues es imposible su continuidad, aunque los padres no se den cuenta, o no lo quieran entender.
- La soledad incomprendida del padre o de la madre, al ausentarse la única persona con la que solía y podía comunicarse, ya que estaba ninguneada por el otro cónyuge, que hacia su vida matrimonial, con total independencia.
- Tener que aceptar que los hijos se han marchado de casa, porque ya no aguantaban más la desagradable situación familiar o porque tenían la capacidad de manipular a los padres, para hacer lo que ellos querían, aunque los padres no pudieran o les supusiera un grave sacrificio.
Cómo van a presentarse unos padres, delante de sus familiares y amigos, algunas veces como auténticos plañideros, si no demuestran que están muy compungidos, por tener el nido vacío, debido a que los hijos se han ido a estudiar lejos. Creen que les tacharían de insensibles y duros de corazón. Pero ocultando cuales son las verdaderas razones, del por qué los hijos han dejado el nido vacío.
El síndrome del nido vacío suele ser un motivo, en algunos padres, para presumir de un signo externo de riqueza, relacionado con el lugar y universidad a dónde se ha marchado a estudiar y lo cara que es, más los enormes gastos que conlleva, por el número de viajes necesarios para a visitar a los hijos en su nuevo destino, más los que hagan los hijos al hogar familiar, etc. Si les dan la oportunidad, también comentan los enormes sacrificios personales, que la familia tiene que hacer, para que a los hijos no les falte nada, en sus nuevos destinos. ¡Cuanta bondad quieren aparentar algunos padres, en determinadas ocasiones!
La verdadera angustia del síndrome del nido vacío, empieza cuando internamente se dan cuenta, que han educado mal a sus hijos y saben, que abandonar el hogar paterno, es echarles a las patas de los caballos, cuando se tengan que enfrentar a la dura realidad de vivir solos, sin unos padres que les aconsejen y les ayuden a solucionar las cosas, que no habían enseñado a solucionárselas. Conocen el carácter de sus hijos y la mala o poca educación que les han dado, por lo que suponen que cuando se enfrenten en solitario a la sociedad, no van a tener muchas probabilidades de salir bien, porque han sido educados con sobreprotección, o porque los hijos, han hecho lo que han querido, como han querido y cuando lo han querido.
No es una opción, es una obligación y una responsabilidad, que no admite excusas ni componentes, educar y entrenar a los hijos, para que a su debido tiempo, puedan abandonar el nido familiar, pues más tarde o más temprano llegará, a no ser que los padres consientan en mantener hijos NiNi. Esa parte de la educación, también tienen que ser total e integrada en la vida diaria, no una educación a medias tintas, quedándose con lo fácil y huyendo de lo más escabroso o difícil. Educar no consiste sólo en transmitir conocimientos, sino en enseñar a vivir, creando un clima de trabajo, respeto y formación familiar, religiosa y social.
Los padres no pueden ser, ni deben ser amigos de los hijos, tienen que ser sus padres, como siempre he sostenido. Los amigos se eligen y se fomentan y conservan, si es que se quiere. Los padres Dios los da. Amigos de los hijos pueden ser, los compañeros de escuela, de deportes, etc. Algunos padres dicen que conocen y comprenden bien a sus hijos. También suele ser una falacia, pues los padres se suelen conformar con decir que conocen bien a sus hijos, cuando la mayoría de las veces, según la educación que les hayan dado, solamente les conocen en unas cuantas actitudes, que los hijos quieren contárselas a los padres. Pero la mayoría de las veces, los padres no se atreven a ahondar en las interioridades de los hijos, para no llevarse sorpresas, de las cosas que los hijos hacen o piensan. Conocen lo superficial y con eso, creen que ya presumen que conocen a los hijos. Pocas veces conocen sus manipulaciones, egoísmos y trampas con los padres, hermanos y familiares, si es que las tienen.
La gran pregunta que se tienen que hacer los padres, es sobre cuáles son las virtudes y valores humanos que han inculcado, de palabra y con el ejemplo a sus hijos, como para que estén preparados, para enfrentarse al mundo que se les echa encima. Todo dependerá de cómo les hayan formado en las virtudes y valores humanos.
Es muy digno y loable sentir curiosidad o preocupación, sobre cómo se estarán desarrollando los hijos que han abandonado el nido familiar, de forma voluntaria o involuntaria para cumplir su ciclo vital. Pero de ahí a hacer un circo sobre el síndrome del nido vacío, hay un abismo. La salida del nido es una etapa natural, que tarde o temprano se va a cumplir. Lo mejor es que se cumpla con la mejor preparación posible y a su debido tiempo.
El nido es el máximo ejemplo de la perfección, de la arquitectura de la naturaleza, construido con mucha inteligencia y técnicas heredades genéticamente. Ojala pudiéramos decir eso mismo de lo que es un hogar, no en su parte material, sino en la parte moral. Si los padres no han construido bien el nido, es una hipocresía lloran, cuando los hijos lo abandonan prematuramente o no están bien educados. Igual es que no estaba bien hecho y no servia, para lo que tenía que servir. Es una gran alegría cuando el hogar ha servido, para que los hijos crezcan y se desarrollen con todas sus destrezas y que cuando sea su hora, salgan libres de ataduras a ese nido, al que nunca volverán, nada más que de visita.
La antitesis del síndrome del nido vacío, es la situación de los hijos NiNi, que ni estudian, ni trabajan, quedándose en la casa de los padres, para que estos les mantengan, a pesar de que tengan edad de trabajar o estudiar por su cuenta. Si todo lo que necesitan para vivir, lo encuentran gratuitamente, suministrado en el nido familiar, será muy difícil encontrar trabajo o estudiar Cuanto más, cuando, algunas veces llevan a casa de sus padres, a sus compañeros sentimentales, para que los padres les mantengan a ambos. Eso si que es un nido demasiado lleno de personas, a la vez que muy vacío de autoridad y de sentido de la responsabilidad, para con los hijos y los propios padres. Suele pasar que algunos padres, se sientan indispensables y quieren amamantar a sus hijos, durante toda su vida de adultos. También suelen ser perfectamente manipulados, para que lo hagan.
El síndrome del nido vacío, suele ser un detonante de sentimientos, que han estado ocultos o frustrados durante el matrimonio, ya que la razón de ser de los cónyuges, puesta en sus cinco sentidos, han estado puestos, en la educación de los hijos.
Cuando el hijo abandona el nido, habiendo sido el eje, por el que todo circulaba en la familia, máxime si el hijo había formado un equipo cerrado, con uno de los cónyuges, ignorando la existencia del otro, es cuando se cae al suelo, el motivo de ser de aquel cónyuge, puesto que se tiene que enfrentar a retomar al otro cónyuge, al que durante tantos años había ignorado su presencia o simplemente, lo soportaba como proveedor matrimonial. En estos casos es, cuando el cónyuge hace más aspavientos, sobre el síndrome del nido vacío, cuando lo que verdaderamente sucede es, que se le han terminado un sinnúmero de excusas, para seguir haciendo lo que quería y cuando quería.
Cuando llega el momento del nido vacío, muchos matrimonios se tienen que enfrentar a una de las muchas realidades de su matrimonio, analizar si ya han cumplido los objetivos y metas que tenían al casarse. Dónde están ahora y dónde pensaban que iban a estar. Qué les queda por delante, tanto en el terreno afectivo, como en el económico, el social, el profesional, etc.
La convivencia diaria no se interrumpe, pero ya no se retroalimenta con los temas de los hijos. Ahora tienen que enfrentarse a otra realidad, volver a empezar a convivir, con el cónyuge, pero de una forma muy diferente a cuando se casaron. Ahora tendrán otro tipo diferente de pasión, más madura, equilibrada, estabilizada, armonizada o serena. Ya no habrá la pasión de los primeros tiempos, aunque haya otro tipo de pasión.
Ahora todos los días es tú y yo, frente a frente. Muchos tienen que volver a empezar su vida matrimonial, con objetivos y proyectos nuevos. Volver a enamorarse, empezar un nuevo estilo de vida, donde solamente estarán los cónyuges con sus alegrías y tristezas, pero sin la interrupción de los hijos.
Algunas veces los cónyuges se dan cuenta que no se conocen, pues durante esos 20 años aproximadamente, cada uno ha vivido a espaldas del otro, o ambos han estado absorbidos por la crianza y educación de los hijos, despreocupándose de conocerse y adaptarse el uno al otro. Es cuando los cónyuges se han tratado, en muchas de las cosas que deberían tener en común, como si fueran desconocidos.
18 Motivos frecuentes por los que se produce el nido vacío:
- Cuando a las personas mayores les llevan a un asilo. Les han cambiado el nido y les pasa, como a los árboles viejos, que ya no se pueden trasplantar. En el asilo, sea bueno o malo, se encuentran con un vacío enorme. Ese no es su nido.
- Cuando en su ciudad no hay centros universitarios o similares y tienen que salir a estudiar fuera, para poder cumplir con sus deseos y derechos de formación.
- Cuando habiendo centros universitarios en la ciudad, abandonan voluntariamente la casa, para ir a estudiar fuera de la ciudad, aunque sean muchísimo más costosos.
- Cuando los hijos forzosamente, abandonan el nido por cuestiones ajenas a su voluntad: Emigración económica o política, servicio militar obligatorio, enfermedad de larga duración, encarcelamiento, etc.
- Cuando los hijos quieren aprovechar la oportunidad de unas becas, para estudiar fuera de la casa.
- Cuando los hijos se marchan de la casa, porque no aguantan a los padres, por la violencia existente, las infidelidades, las adicciones, etc.
- Cuando los padres envían a estudiar o a trabajar fuera de la casa y así realicen lo que ellos nunca pudieron hacer. Habiéndolo tenido como asignatura pendiente, incluso sabiendo a ciencia cierta que los hijos, no están preparados todavía para vivir por su cuenta, pero no les importa a los padres, echarles a las patas de los caballos de la dura sociedad, a pesar de que tengan muchas probabilidades de estrellarse.
- Cuando los padres quieren deshacerse de la obligación de seguir educando a sus hijos para que les dejen vivir en paz, echándoles de la casa o forzándoles a que vayan a estudiar o a trabajar fuera de casa y se vayan acostumbrando a vivir por su cuenta.
- Cuando los padres quieren que los hijos desaparezcan del hogar, para que no sigan llevando problemas que involucren, responsabilicen, den mal ejemplo o contagien a la familia, aunque tengan que ayudarles o no en su mantenimiento.
- Cuando los padres se sienten culpables, de que los hijos a los 18 años vayan a la universidad, cuando todavía tienen sin resolver sus dudas y no saben con seguridad, lo que quieren estudiar, ni hacer con su vida. Solamente quieren salir de la casa, aunque no hayan recibido una buena educación integral que les permita apreciar el sacrificio de los padres y el valor de lo gastado. Desgraciadamente más de la mitad de los que ingresan a la universidad, no terminan los estudios y vuelven a la casa, habiendo gastado incluso todos los ahorros guardados, para la vejez de los padres.
- Cuando ocurre un divorcio o fallecimiento, suele producirse un sentimiento de derrota, de todas las ilusiones y de soledad. Entonces si se queda el nido vacío y para siempre. Pero es una sensación de vacío interno y mental, al ya no tener que volver a moverse con la única razón de ser, que durante tantos años, ha llenado la vida del matrimonio. Ese vacío asistencial, puede hacer que el cónyuge se derrumbe, si no saca fuerza de flaqueza, para superarlo.
- Cuando por cuestiones de mala economía, los padres no pueden mantener a los hijos y les obligan a abandonar el hogar, para que se ganen la vida como puedan, estén o no preparados para ello. Dándolos en adopción, forzándolos a emigrar, o simplemente abandonándolos a su suerte.
- Cuando por el mal comportamiento de los hijos, los padres les echan de la casa, perdiendo o disminuyendo ostensiblemente su conexión.
- Cuando por ley natural, los hijos quieren independizarse, para ir a trabajar o formar una familia.
- Cuando quieren demostrar poder ante el otro cónyuge y obligarle, a que tenga que asumir lo que él quiere, incluso cuando los hijos todavía no quieren salir del hogar o no están preparados para hacerlo.
- Cuando se aparenta ante los familiares y amigos, que los cónyuges o uno de ellos, sufre mucho por la separación de los hijos, aunque anteriormente, no hayan tenido tiempo para dedicárselo y educarles.
- Cuando tienen que seguir una tradición familiar, o de un segmento de su sociedad, de que a determinada edad, tengan que salir de casa a estudiar o a trabajar, sin tener en cuenta su buena o mala preparación.
- Cuando uno de los cónyuges abandona el hogar definitivamente y se lleva "la llave de la despensa". Máxime cuando el que se marcha, era el único que mantenía económicamente a la familia.
Las soluciones prácticas para eliminar o no incurrir el síndrome del nido vacío, deben iniciarse, poniéndose de acuerdo ambos cónyuges, encarando las nuevas circunstancias, para sacarles el mayor provecho posible. Empezando a comportarse como al principio de su matrimonio, haciéndose comidas especiales, escapadas al cine, a los restaurantes, vacaciones cortas, fomentar viejos o nuevos amigos, hacer visitas culturales, etc. Así podrán acortar las distancias que tenían, evitar el distanciamiento y tener la satisfacción de volver a estar juntos otra vez, empezando un nuevo estilo de vida. Todo menos "tocar suelo" por las nuevas circunstancias.
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