Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
Seguramente hayas oído hablar alguna vez del parto en el agua: es una técnica considerada más natural para dar a luz que comenzó a utilizarse en la década del 60, pero que si bien es más "amigable" para la madre y el bebé no se ha masificado por ser, mayormente, un poco más costoso.
Las ventajas son varias, aunque también hay ciertas excepciones. En un reciente estudio realizado en Inglaterra se concluyó que los niños nacidos por parto en el agua mantienen un mejor vínculo psico-afectivo con su madre, lo que se atribuye a una mejor comunicación emocional durante este primer contacto con el mundo.
De manera general, en un proceso de parto en el agua se sumerge a la mujer en una bañera llena de este líquido vital a una temperatura media de 37 grados ni bien comienzan las contracciones, tanto la temperatura como el agua en sí relajan a la madre, lo que mejora la dilatación, provoca una mayor liberación de endorfinas y una atenuación del dolor.
Una vez la dilatación en la adecuada y el bebé ya está por venir, o bien la mujer puede salir de la bañera y tener a su bebé en una silla o hacerlo en el mismo agua. Aunque el bebé ni bien asoma su cabeza se mantiene sumergido bajo el agua, no hay riesgo de vida ya que él todavía respira a través del cordón umbilical.
Una vez el niño ha salido en su totalidad, el médico lo sacará del agua y cortará su cordón, momento en el que comenzará a respirar por sí mismo. Los beneficios de este método son muchos, pero principalmente, que hay menos sufrimiento y molestias, tanto para la madre como para el recién llegado, y una mejor relación madre-niño. De todos modos, siempre habrá que asesorarse bien y contar con la asistencia profesional necesaria.
Cada vez son más las mujeres que optan por tener sus hijos en sus propias casas o concurren a centros donde se brinda esta posibilidad.
Finalmente, compartamos algunos casos en los cuales se desaconseja un parto en el agua:
-Si la gestación es de menos de 37 semanas o si el embarazo es múltiple.
-Si el bebé no está bien encajado o está de nalgas.
-Si a la madre se le ha diagnosticado alguna infección, incluido el herpes, o si ha tenido un sangrado excesivo.
-Tampoco se recomienda para mujeres con antecedentes de diabetes mellitus, cardiopatías, metrorragias en el tercer trimestre, entre otros. Siempre habrá que consultarlo entonces con el médico, pero es una buena opción a tener en cuenta.
Vía Enbuenasmanos
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