Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
La fiebre es un fenómeno de defensa natural del organismo y todos la hemos padecido alguna, o muchas veces, en nuestras vidas. Aunque suele ser más común durante la infancia, es un cuadro que se puede presentar en cualquier momento ante una infección o como respuesta de que algo no está bien en el organismo.
Como se dijo, es una manifestación natural del cuerpo ante una agresión: una región específica del cerebro, el hipotálamo, es la encargada de regular la temperatura corporal y cuando detecta una anormalidad por virus o bacterias, entre otros causantes, responde con un aumento de la temperatura.
Lo cierto es que mayor atención hay que prestar si se presenta en pequeños o en ancianos, y en especial, en personas de la tercera edad con enfermedades crónicas. Ante la manifestación de la fiebre siempre será mejor consultarlo con un médico para prevenir cualquier complicación o agravamiento del cuadro.
Recordemos que la temperatura corporal ronda los 36,8 °C en personas normales y sanas (tomada en una axila), con pequeñas oscilaciones durante el día según los cambios propios del ritmo circadiano. Según este ritmo natural, el organismo alcanza su valor mínimo de temperatura alrededor de las 6 de la mañana y el máximo, por la tarde, entre las 4 y las 6.
Una fiebre de 40°C o más ya se debe considerar "peligrosa": según aseguró Antoni Sisó Almirall, director de Investigación de Atención Primaria del Centro de Salud Les Corts, en Barcelona, es aquí cuando se debe "consultar con el médico de inmediato, en un centro de urgencias".
Pero para evaluar la peligrosidad de la fiebre hay que también tener en cuenta otros factores además de su grado, tales como la periodicidad con la que se presenta: si es diaria o se presenta durante un tiempo prolongado que supera las dos semanas, también "debe consultarse inmediatamente con el médico de cabecera", advirtió Sisó Almirall.
De todos modos, vale hacer la salvedad de que en ciertas circuntancias como de embarazo o de menstruación en las mujeres puede producirse un aumento de la temperatura corporal sin que ello indique que se está enfermo.
El especialista enfatizó en la importancia de controlar la fiebre en los más pequeños y en los ancianos con enfermedades crónicas, en especial, cardiovasculares, respiratorias y neurológicas. Un cuadro de fiebre puede presentarse con escalofríos, dolores musculares o articulares, sudoración, una sensación de cansancio, inapetencia, tos, somnolencia, diarreas, entre otros varios síntomas.
Más allá de la causa por la que se presente, la fiebre se torna peligrosa cuando se vincula a un deterioro del estado de salud y de estado en general, sensación de ahogo, alteración en las constantes vitales, sangrados en zonas no habituales o alteraciones en el nivel normal de consciencia.
Vía Consumer
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