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domingo, 30 de agosto de 2009

Por qué es tan difícil dejar de fumar

 
 

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via ¡Huay! mi MAMA! by domox on 8/30/09

La del cigarrillo es una de las adicciones socialmente aceptadas.

Infobae.com consultó a profesionales para conocer las causas por las que el fumador pierde su voluntad a la hora de abandonar el vicio

La sola advertencia que asegura que "fumar es perjudicial para la salud" parece no ser suficiente para quienes la leen en las innumerables publicidades de cigarrillos y hasta en los mismísimos atados.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al tabaquismo como una enfermedad contagiosa que se transmite a través de las innumerables imágenes publicitarias que desbordan las pantallas de televisión y los millones de carteles que tapizan las ciudades de todo el mundo. Cierto es que también hizo lo suyo el cine, a través de la fabricación de mitos, con sus hombres duros y sus mujeres fatales, fumadores todos.

Para saber más acerca de esta adicción que afecta a gente de todas las edades, Infobae.com consultó a los doctores Alejandro Videla, neumonólogo y director del Consultorio de Cesación Tabáquica del Hospital Austral, y Reynaldo Smith, neumonólogo y coordinador de la Unidad Especializada en Tabaquismo del Hospital Británico de Buenos Aires.

¿Por qué cuesta tanto dejar de fumar?
Alejandro Videla: Dejar de fumar cuesta porque el tabaquismo es una adicción compleja, apoyada sobre tres aspectos: uno biológico, que es el efecto de la nicotina en el cerebro, uno comportamental, que hace que la persona vincule todas sus actividades placenteras y su manejo de las situaciones de tensión al cigarrillo, y uno social, por el que la persona se relaciona con los demás a través del cigarrillo, que sobre todo en la adolescencia, ayuda a construir una imagen personal. Se empieza a fumar por el mecanismo social y después se establece la dependencia neurobiológica.

Reynaldo Smith: Desde el punto de vista médico el tabaquismo es una adicción y ésta es la principal razón por la cual al fumador le cuesta abandonar el consumo. La nicotina es la droga que determina que el fumador sea adicto. El síndrome de abstinencia hace que el fumador necesite encender otro cigarrillo para incorporar la dosis de nicotina habitual en su organismo. Para comprender el proceso de la adicción nicotínica es necesario recorrer la neurobiología de la adicción.

¿Cómo actúan las sustancias que componen el cigarrillo? ¿Por qué generan adicción?
AV: El responsable químico de la adicción es la nicotina, que se une a receptores específicos localizados en las partes más profundas del cerebro. Al unirse a esos receptores produce mejoría del ánimo, de la atención y estimulación general.

La inhalación frecuente de nicotina genera aumento del número de receptores, entonces la persona necesita fumar más para obtener el mismo efecto. Además de la nicotina, que es una sustancia adictiva pero relativamente inocua, el cigarrillo contiene 400 sustancias químicas, muchas de las cuales son carcinógenas o tóxicas, como el alquitrán, monóxido de carbono, amoníaco, arsénico, etc. Estas sustancias son las responsables de que una persona fumadora viva en promedio 10 años menos que una no fumadora.

RS: El cerebro tiene receptores para la nicotina. Está demostrado que a mayor consumo de nicotina existe mayor número de receptores cerebrales para ella. Estudios de experimentación con animales demostraron que quienes estaban expuestos a la nicotina aumentaban hasta el 100% estos receptores.

La nicotina penetra en la sangre a través de los pulmones y llega al sistema nervioso central en apenas 7 a 10 segundos. Allí se une a los receptores correspondientes y produce la liberación de diversas neurohormonas -dopamina, adrenalina, noradrenalina, serotonina, etc-.

Estas sustancias químicas son las responsables de las sensaciones sedantes, antidepresivas, de placer o alegría, así como la disminución del apetito, el aumento de la concentración y la atención, generando una sensación de bienestar denominada recompensa positiva. Cuando el organismo no recibe la dosis de nicotina acostumbrada, dispara una violenta reacción llamada síndrome de abstinencia. Unas pocas horas después de que el fumador se abstiene de fumar experimenta síntomas tremendamente molestos (enojo, irritabilidad, angustia, depresión, insomnio, alteraciones en la capacidad de atender y concentrarse, aumento del apetito).

Claro que la nicotina es apenas una de las 400 sustancias químicas escondidas detrás de la presunta inocencia de un cigarrillo. Su poder es tal que según estimaciones internacionales, ninguna droga, guerra, epidemia o catástrofe ha matado tanta gente en la historia de la humanidad como lo hizo el tabaco.

¿Puede una persona decidir abandonar y lograrlo sola? ¿Es bueno que lo haga de un día para otro o debe seguirse un 'método'?
AV: Como el organismo sufre la falta brusca de la nicotina, el 95% de las personas que dejan de golpe y sin apoyo vuelven a fumar en el intervalo de un año. Por eso dejar no es sólo cuestión de fuerza de voluntad sino que se trata de combatir una adicción y se puede lograr un porcentaje mucho mayor de éxito si se encara dejar de fumar en el contexto de un tratamiento supervisado que prevea tratar los tres aspectos de la adicción.

¿Cuál es la eficacia de los tratamientos para abandonar? (parches, chicles…)
AV: Existen tres procedimientos efectivos para dejar de fumar: reemplazar la nicotina del cigarrillo por productos que entregan nicotina de forma no adictiva, y permiten dejar el cigarrillo, un antidepresivo llamado Bupropion y un medicamento que bloquea los receptores de la nicotina, la Vareniclina. Estos medicamentos duplican y hasta triplican las posibilidades de éxito de dejar de fumar. Pero son aún más efectivos si se combinan con apoyo cognitivo conductual.

RS: Hoy en día la medicina cuenta con excelentes recursos para que los pacientes tabaquistas puedan lograr dejar de fumar.

Estos recursos pueden ser:
* De tipo farmacológico, es decir utilizando remedios para aliviar el deseo y controlar el síndrome de abstinencia por falta de nicotina.

* No farmacológico o lo que es lo mismo, tratamientos psicológicos que actúan en forma directa sobre la conducta del fumador intentando cambiarla.

* Mixtos, o sea aquellos tratamientos que combinan los fármacos con el apoyo psicológico de tipo conductual.

Los medicamentos avalados para el tratamiento del tabaquismo son:
* Los sustitutos de nicotina o TSN (Terapia Sustitutiva con Nicotina). Consisten en el suministro de nicotina de modo continuo, controlado y progresivamente decreciente para aportar la cantidad suficiente y evitar el síndrome de abstinencia, pero insuficiente para crear dependencia.

* El Bupropión, que es un antidepresivo atípico con propiedades estimulantes y que actúa a nivel del sistema nervioso. Se piensa que su acción sobre los sistemas de recompensa del encéfalo sería parecida a la nicotina, aunque de menor intensidad, disminuyendo de esta forma la intensidad de los síntomas de abstinencia.

* Vareniclina: es el único fármaco diseñado con el propósito de combatir la dependencia de la nicotina que tienen los fumadores produciendo escasos o nulos efectos colaterales y sin producir interacciones con otros medicamentos.

¿Qué hay de cierto acerca de los malestares que experimenta un fumador al intentar dejar?
AV: Una gran proporción de los fumadores que dejan de golpe sufren intranquilidad, insomnio, alteraciones anímicas e incapacidad para concentrarse. Estos síntomas son producto de la falta de nicotina y se acompañan de intensas ganas de fumar. Otra alteración es la ganancia de peso. Todos estos síntomas son más fuertes en la primera semana de dejar y pueden controlarse con los tratamientos farmacológicos y cognitivos ya mencionados.

Pese a estas "contras", siempre es útil dejar de fumar, no sólo por la salud personal sino por la de los que nos rodean. Las enfermedades producidas por el cigarrillo mejoran por dejar de fumar y si uno no sufre aún ningún problema de salud, notará el beneficio en el aspecto estético, la tolerancia al ejercicio y hasta en lo económico, con lo que ahorrara por no fumar.

RS: La supresión o reducción del consumo de la droga de turno (nicotina en este caso) produce abstinencia y se manifiesta por fuertes y casi incontrolables deseos de fumar, irritabilidad, frustración o ira, malestar, impaciencia, cansancio, desconcentración, insomnio, etcétera.

Algunos deciden abruptamente tomar el toro por las astas y dejan de fumar de un momento para otro. Sin embargo, los resultados se reflejan a las pocas horas de haber suspendido el consumo: fuertes deseos por fumar y numerosas sensaciones desagradables e intolerables producto de la violenta descarga química del síndrome de abstinencia que lo conducen hacia un nuevo fracaso.

Antes de dejar el cigarrillo definitivamente pasarán varios intentos, y aunque cada fracaso significará una frustración, nunca debe dejar de intentarlo. Está comprobado que cuanto más intento se haga por escapar del vicio más probabilidades se tiene de abandonarlo definitivamente; y cabe una advertencia fundamental: no deje de intentarlo, pero cada vez que lo haga siga un plan. Ningún objetivo se logra en la vida sin la ayuda de un plan táctico y estratégico.


 
 

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