Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:
El problema comienza por una alteración psicológica, con una aspiración por conseguir la perfección absoluta e invadidos por una publicidad que nos vende una imagen física imposible. Muchas personas son las que caen en las redes de este trastorno alimenticio del que no son concientes hasta que tocan fondo, la anorexia.
Se solía pensar que solo mujeres eran las que padecían este mal, sin embargo existen muchos hombres que lo sufren. Según el Ministerio de Sanidad, la anorexia ataca a 500,000 personas en España.
Algunas de las principales causas para caer en esta enfermedad, además de los estereotipos sociales pueden ser: la propia obesión del enfermo, obesidad materna, la muerte o enfermedad de un ser querido, la reciente separación de los padres, un cambio de residencia, algún fracaso ya sea laboral o escolar, un accidente fuerte o un suceso traumático.
A diferencia que la bulimia, que consiste en comer grandes cantidades de comida para posteriormente provocarse el vómito, la anorexia es un trastorno alimenticio que supone una perdida de peso descontrolada y provocada por el mismo enfermo. Aunque la persona sea excesivamente delgada esta enfermedad hace que ellos se vean gordos ante el espejo, creando una obsesión compulsiva por no comer y mantenerse limpios por dentro haciendo uso de laxantes para mantener una apariencia delgada.
Lamentablemente para que el enfermo sea conciente del problema es demasiado tarde, por lo que las personas que estamos a su alrededor somos las que primero debemos actuar. Es un problema grave que debe tratarse con ayuda de expertos, tanto médicos, como psicólogos.
Los anoréxicos comienzan a presentar mucho interés por las calorías de los alimentos y los diferentes grupos de alimentos, evitando notoriamente el consumo de carbohidratos y grasas, reducción en general de la cantidad de comida que consumo, y a esto se le puede sumar también un repentino exceso de ejercicio y el uso de diuréticos o laxantes.
Como padres podemos observar a tiempo estos notorios cambios de conducta y hacer algo al respecto. Ante estos síntomas antes de hablar con el enfermo, que lo que hará es evadirnos y ocultarnos información, es importante que vigilemos sutilmente sus actividades para asegurarnos de que existe el problema, no actúes precipitadamente.
Si en efecto, estás seguro de que tu hijo/a tiene un problema, lo mejor es acudir a un profesional que confirme o no tus sospechas. Puedes consultar con tu médico de cabecera o directamente a especialistas en el tratamiento de estos trastornos.
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