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Para decidir un tratamiento de fertilidad adecuado el primer paso debe ser realizar una Evaluación de Fertilidad con el que detectaremos la causa posible de la infertilidad si existe.
- Deberemos ser conscientes de como muchos factores como el tabaco y el peso afectan a la capacidad de quedar embarazada. Por eso unos simples cambios en su vida pueden ayudarle a quedar embarazada sin necesidad de ningún tratamiento para la fertilidad.
- Hable con su médico, en muchas ocasiones existen causas psicológicas que producen ansiedad y estres que impiden la fecundación por lo que no sea necesario un tratamiento de fertilidad sino afrontar sus miedos.
- Deberemos proporcionar al médico el historial médico de la pareja y de la familia de ambos.
- Si la situación persiste tenemos la posibilidad de comenzar con realizar análisis para estudiar el número y calidad del esperma y así verificar que sea saludable.
- Si en todo lo anterior no hemos encontrado una posible causa podremos comenzar con el estudio de la mujer, en el cual trataremos de identificar mediante una serie de análisis los posibles problemas causantes de la infertilidad como pueden ser una disfunción ovulatoria (la causa más frecuente es el síndrome de ovarios poliquísticos), infertilidad tubárica, endometriosis, infertilidad quirúrgica, infertilidad inmunológica, infertilidad hormonal y por último infertilidad inexplicable (suele ser el 5% de los casos)
El tratamiento recomendado por el especialista de fertilidad dependerá del diagnóstico al que se ha llegado. Por esta razón es tan importante tener realizada una evaluación de fertilidad antes de elegir el tratamiento.
Si nos encontramos con un problema con la ovulación, el especialista puede recomendar algún medicamento de inducción de la ovulación. Generalmente se inicia un tratamiento con píldoras de fertilidad, y si estas no corrigen el problema de ovulación, se recomiendan las inyecciones de infertilidad (inyecciones de hormonas muy potentes que deben ser controladas por el especialista de fertilidad durante el periodo marcado para aplicarlas.
Si por ejemplo en unas analíticas se encuentra un microorganismo que pueda causar infertilidad (ureaplasma), el problema puede eliminarse con un simple tratamiento con antibióticos.
Si durante las evaluaciones y análisis se encuentra alguna anormalidad uterina (fibroide, pólipos, adherencias o alguna anormalidad congénita de útero) se le puede acudir a la cirujía para corregirlo.
De forma similar, las adherencias pélvicas pueden retirarse con cirugía láser, o las trompas de Falopio bloqueadas pueden abrirse quirúrgicamente. Sin embargo, si se encuentra una enfermedad severa de trompas, el especialista debe juzgar si es conveniente no realizar la operación y que en lugar de ello ir directamente a la Fecundación In Vitro.
La inseminación artificial o intrauterina es la técnica de fertilidad más antigua, consiste en la introducción en el útero de los espermatozoides previamente lavados (si con esta técnica no se obtienen resultados puede ser por la baja calidad del esperma o baja movilidad de los espermatozoides, o incluso alergia al esperma por parte de la mujer). Es la técnica menos invasiva de las técnicas de reproducción asistida.
Las principales técnicas de reproducción asistida son:
- Inyección intracitoplasmática de espermatozoides: Uno de los espermatozoides se coloca directamente dentro del óvulo con una aguja microscópica en una placa de cultivo en el laboratorio (previamente se han obtenido el espermatozoide y el óvulo de la pareja). Una vez producida la fecundación, el embrión resultante es introducido en el útero de la mujer.
- Fertilización in vitro: Es el procedimiento utilizado con más frecuencia. Los óvulos se combinan con el esperma de la pareja en una placa de cultivo en el laboratorio (a diferencia de la inyección intracitoplasmática de espermatozoides, aquí se dejan los espermatozoides en el exterior del óvulo para que ellos mismos fecunden). Los embriones resultantes deberán desarrollarse durante 3 ó 5 días antes de ser introducidos en el útero de la mujer.
- Transferencia intratubárica de gametos: Los óvulos se combinan con el esperma en una placa de cultivo en el laboratorio, luego se inyectan mediante cirugía dentro de las trompas de Falopio mediante un laparoscopio o tubo delgado de fibra óptica. La fecundación ocurre dentro del cuerpo, y el embrión se implanta de forma natural. Tiene un promedio de éxito menor a la Fecundación in vitro, por eso se practica en casos excepcionales.
- Transferencia intratubárica de cigotos: Los óvulos se mezclan con el esperma en una placa de cultivo en el laboratorio, y luego son introducidos en las trompas mediante cirugía. Al igual que con la fecundación in vitro, hasta que ocurra la fecundación no se introducirán los embriones dentro de la mujer.
- Óvulo o embrión de donante: Cuando una mujer no puede concebir usando sus propios óvulos, se combina un óvulo donado por otra mujer con el esperma de la pareja o de otro donante y el embrión resultante se implantará en el útero.
Como resumen cabe destacar que ante problemas siempre debemos ponernos en manos del un especialista que será quien nos guiará por el camino mas adecuado y nos planteará todos los beneficios y desventajas que pueden surgir con cada tratamiento.
Nota: Este artículo fue escrito originalmente por N.Sapiens en el blog NaturaSapiens.com, si lo estás leyendo en alguna otra parte, probablemente ha sido copiado sin permiso de su autor.
Puedes leer la entrada original en el siguiente enlace: Tratamientos de fertilidad
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