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lunes, 15 de octubre de 2012

La artritis reumatoide: su foco de ataque a las articulaciones

 
 

Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:

 
 

vía Farmacia de Farmacia el 13/10/12

La artritis reumatoide es considerada como una enfermedad degenerativa y crónica a la vez, misma que provoca una acentuada deformación en la membrana sinovial, la cual es la responsable de alimentar y proteger (además de cubrir) a las articulaciones.

Cuando esta membrana sinovial se encuentra inflamada es cuando se produce un dolor e hinchazón en la parte afectada. Por ejemplo, quienes padecen de esta artritis reumatoide pueden llegar a ver afectados sus pies, los dedos de las manos, las muñecas, los tobillos, los codos, las rodillas, las caderas e inclusive, los hombros. Es una enfermedad que generalmente ataca en las mujeres, algo que suele presentarse entre los 40 a los 45 años; existen casos excepcionales en los cuales la salud de los niños y ancianos se ve afectada por esta artritis reumatoide.

Síntomas provocados por la artritis reumatoide

La artritis reumatoide se presenta de manera visible en quienes la padecen, algo que lastimosamente puede llegar al ser notorio mediante la deformación de algunas partes de su cuerpo, mismas que habíamos mencionado anteriormente; esto se debe de forma principal al derrame que produce el líquido sinovial en dichas regione, pudiéndose notar la presencia de:

  • Un intenso dolor en el área afectada.
  • Abultamiento o nudos (conocidos como nódulos reumatoides).
  • Posible resequedad en las mucosas y en la piel.
  • Rigidez articular.
  • Fiebre por temporadas esporádicas.

Podría decirse que estos son los primeros síntomas que llegan a manifestarse en la persona que sufre de una artritis reumatoide, algo que si no es detenido a tiempo puede terminar en un deterioro progresivo de todas aquellas articulaciones afectadas.

Una visita oportuna a un médico especialista puede ayudar a detener a que esta artritis reumatoide siga progresando en las áreas afectadas; para ello se puede llegar a utilizar dos tipos diferentes de fármacos, uno basado en corticoides y el otro en antiinflamatorios, mismos que tienen la capacidad para calmar y aliviar el dolor en las articulaciones afectadas.


 
 

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