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martes, 9 de junio de 2009

Los nutrientes y el sistema inmune (II)

 
 

Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:

 
 

vía Vitadelia de Carla el 9/06/09

dieta española menos verduras

En un primer post veíamos la relación existente entre algunos tipos de nutrientes y el sistema inmune, sigamos entonces compartiendo más datos sobre el tema:

-Vitaminas del grupo B: estos nutrientes también han demostrado estar relacionados con las defensas, por caso, se ha encontrado que la deficiencia de de ácido fólico (B9) disminuye la respuesta de algunos linfocitos, y reduce los anticuerpos. Así también la carencia de tiamina (B1), riboflavina (B2), la B5 y otras de este grupo pueden reducir las defensas naturales del organismo.

Estas vitaminas pueden incorporarse a la dieta por intermedio de alimentos de origen vegetal, es decir, verduras y frutas frescas, también presente en frutos secos, los cereales y legumbres. En el caso de los de origen animal, las vísceras y carne vacuna, los pescados y mariscos también aportan este complejo vitamínico. Esencial es el ácido fólico, recordemos que se puede encontrar en verduras de hoja verde, legumbres, frutas y cereales, leches y otros productos enriquecidos.

-Hierro: la carencia de este mineral esencial también reduce la respuesta inmune. La aparición de este cuadro clínico es bastante frecuente, sobre todo, en las mujeres embarazadas y en los jóvenes, por lo que hay que estar atento. Recordemos que las fuentes de hierro son principalmente las carnes rojas, el hígado, pescados y huevos, pero también se encuentra en las lentejas, verduras de hoja verde y lácteos.

-Zinc: la deficiencia de zinc puede traer como consecuencia una depresión del sistema inmune, ya que afecta a los órganos linfoides y la respuesta inmune. Además, el organismo queda mucho más vulnerable frente a las infecciones. Este mineral puede encontrarse en las carnes rojas y vísceras, los pescados, huevos, cereales enteros y legumbres.

-Selenio: otro mineral relacionado con la inmunidad, ya que su falta también la afecta. Entre las consecuencias que provoca su carencia se incluye la de una disminución de la actividad bactericida, una menor respuesta de los anticuerpos y la proliferación linfocitaria. Las carnes, pescados y mariscos, así como también los huevos, cereales y hortalizas son buena fuente de este nutriente.


 
 

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