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jueves, 26 de marzo de 2009

Meditación básica: volver al fundamento, la respiración



 
 

Enviado por Gonzonet a través de Google Reader:

 
 

vía Vitadelia de Carla el 25/03/09

meditacionQue los tiempos que nos tocan vivir son estresantes, nadie podrá discutirlo, pero claro que mucho depende también de nosotros, de cómo tomemos las circunstancias vitales y la actitud que tengamos ante la vida.

Más allá de todo esto, siempre hay actividades que podemos hacer que nos pueden ayudar a tomarnos las cosas más livianamente, a relajarnos y a deshacernos del exceso de estrés acumulado en nuestro día a día. Una de ellas puede ser ir a una sesión con un buen masajista, aunque claro, puede ser una opción que nos requiera de unos cuantos billetes extras.

Y como si el dinero ya no fuese de por sí mismo un motivo de mayor estrés, mejor será, por ejemplo, buscar otras alternativas, una de ellas, es la meditación: una actividad más comprometida para con nosotros mismos, sin costo alguno y absolutamente beneficiosa para nuestro bienestar general.

Como ya hemos dicho en Vitadelia, la meditación puede practicarse tomando como punto de concentración varios puntos, sea la propia respiración, un pensamiento, o un mantra. También se puede meditar respirando y llevando la atención a distintas partes del cuerpo, o incluso imaginándonos en un lugar pacífico y en total calma.

A través de la meditación se puede, básicamente, fortalecer la conexión cuerpo-mente, y armonizar nuestra mente; es una forma adecuada también de disminuir el estrés y las tensiones. El punto está en distender la propia mente, centrarla en un punto en concreto basado en el momento presente, o también, dicho de otro modo, aquietarla y sacarla de los pensamientos sin sentido o de las preocupaciones para que esté centrada en el presente.

Si esto de meditar te puede sonar extraño, o incluso ajeno, haz una primera y sencilla prueba: sólo siéntate cómodo en una silla con respaldo, con la columna recta, los pies apoyados sobre el suelo y las manos sobre el regazo, cierra los ojos suavemente y concéntrate en tu respiración, hazlo sólo por un par de minutos, respirando profunda y lentamente, pero sin forzar un ritmo en especial, sólo deja que el aire entre por la nariz, llene los pulmones y luego salga llevando consigo todas las tensiones. Verás como te sentirás mejor luego, más calmo y más revitalizado.


 
 

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